viernes, agosto 27, 2004

TheLastOne

Debo informarles que éste es el último correo electrónico que recibirán de mi viaje. Contarles lo que ha sucedido desde el martes hasta el domingo será una tarea titánica que haré llegando a mi país.
Ha sido un viaje espectacular y sorprendente. Novedoso y completamente revitalizador.
Todas mis reflexiones las conocen porque fue mi deseo desde un principio contarles todo cuánto he vivido en estos lejanos y diferentes lugares. Debe ser porque me gustaría viajar con cada uno de ustedes y hacer fiestas en cada esquina de cada país y de cada ciudad.
Eso no es posible. Lo que sí es posible es escribir de vez en cuando y narrarles un poco de este todo que sólo se logra descifrar cuando uno está bien lejos. Así como logro descifrar quién soy yo en Chile estando acá, podré develar los secretos de un mapa que se ve tan pequeño pero que es tan infinito y desconocido estando allá, en mi larguirucho país.
Todo lo que he bebido, comido y vestido lo llevo como marcas indelebles en mi corazón.
Pero creo que ya es hora de partir. Es hora de examinar lo que uno es y fue y ha sido. Si en algo pude haber cambiado es que, quizás, e irremediablemente, otros ojos me miraron, otros sonidos tuve que descubrir y otra ciudad tuve que recorrer hasta agarrarle el pulso. Eso me ha hecho un poco más grande. Y más escrutadora de mi misma.
De regreso de Viena se subió en una estación una viejita encorvada, con pañuelito amarrado a la cabeza, pollera inflada y delantal. Llevaba bolsas y tenía una mirada azul. Tambien olía a lentejas en remojo. Cuando comenzó a andar el tren se persignó y juntó sus manos para orar. Rezo todo el camino. A veces me miraba y nos encontrábamos en esa mirada desconocida. La mirada túnel, esa mirada que tiene un camino largo y tan oscuro que no se puede saber a ciencia cierta quién es el otro realmente. Pues bien, me miró y al bajarse nos dijo algo tan indescifrable pero tan sincero que no necesité comprender su idioma para sentir que la bondad de sus palabras era sincera y real. Con apuro y timidez decía palabritas rápidas y sonreía con esa sonrisa de descanso y se tocó la nariz como tocándome la mía. Y se bajó.
Sé que nunca más la volveré a ver pero este viaje me permitió agrandar un poco más mi memoria gracias a esas viejitas y a esos niños y a esos olores eternos.
Quizás todo regreso es una especie de comienzo. En donde uno deja de ver y empieza a reconocer. Desde los muebles, la comodidad de la cama, el espejo hasta mis manos, la cara y mi cuerpo.
Sé que nunca más la volveré a ver. Con mayúscula. Y con eco. Y con el mundo de testigo.
Qué viaje.
Gracias por todo.

Nos vemos en la primavera chilena.

Carola

martes, agosto 24, 2004

zoo

En Viena llueve. Acabo de hablar con mis papás y almorzaban alcachofas. Me contaron que la primavera está llegando iluminada y con calorcito. Y aquí en Viena llueve y se me mojan las zapatillas. Pero ha valido la pena. Viena es, sin duda, una buena ciudad.
Birgit y Claudio, la vienesa y el chileno que nos recibieron en su casa, partieron el domingo a Grecia de vacaciones y nos dejaron felices instalados en su depto. Chiquillos muy simpáticos. Birgit es lo opuesto a la imagen del europeo alemanoide: es dicharachera y risueña, flaquita y buena para comer. Claudio es un porteño que se enamoró de esta gringa y se vino para Austria con su tez morena, su guitarra, sus poleras del che y el Valparaíso de mi amor en la punta de los labios. Juntos son como el mundo, bien mezclados y cada uno con sus cosas.
Bueno, se fueron y henos aquí, en Vogelsanggasse (la calle de los pájaros), con camita y llaves. El domingo celebramos el triunfo chileno, eso lo saben.
El lunes partimos al zoológico de Viena, el más antiguo del mundo y una de las cosas más lindas que he visto. Está ubicado en un palacio llamado Schloß Schönbrunn, un parque grande, con jardines dibujados con florcitas y una especie de invernadero llamado Palmenhause, con muchas y diferentes palmeras. Para llegar hasta ahí tuvimos que tomar bus y metro pero esta todo tan pero tan bien señalizado que es imposible perderse. Y si bien estos vieneses no son que bruto que simpáticos siempre que pueden responden en inglés. Aunque con el mapa uno no necesita tanta ayuda. Quizás yo un poquito porque entre andar pendiente de cualquier cosa como que me pierdo. Pero todos los caminos llegan a Roma, dicen. Y ahí estábamos, bien duchaditos y peinados listos para entrar a una de las maravillas de la naturaleza.
El camino se inició con el Aquarium. Un espectacular montaje escenográfico para dar albergue a cientos de especies de pececitos, anguilas, bichitos y pirañas. Además de unos corales llenos de vida y de color. Comenzaba mi felicidad cuando mi cámara digital me señalaba que no tenía carga de pilas. ¡Pero cómo! si estuve toda la noche cargándolas. No puede ser, me dieron ganas de patear la cámara. ¿Por qué a mi? Bueno, quizás sólo quedaría guardado en mi memoria ese recuerdo y pensé que tanta belleza no cabe en una foto. Bla bla bla. Rodrigo intentó buscar cámaras desechables y no encontramos. En el acuario unos enanos de como 4 años me pisaron los pies como 20 veces y ya iba a corretear a uno chinito cuando aparece su mamá o su tía y me tuve que sobar calladita.
Tuvimos que dosificar las fotos. Lo que se convirtió a la larga en un sano ejercicio porque le tomo fotos hasta las hormigas.
Uno de los acuarios contenían medusas que fluorescían maravillosamente. La instalación consistía en espejos a cada costado y sobre el acuario , por lo que las medusas brillantes se multiplicaban infinitamente. Se movían con esa cadenciosidad que las hace tan atractivas. Y cambiaban de formas cuando se cruzaban entre ellas. Con razon Bob Esponja no puede evitar perseguirlas. Son bellas y perturbadoras.
Ahí ya como que me resigné a no tener fotos del zoo. En fin, será sólo mi recuerdo.
Después vimos un oso hormiguero tan simpático. La naturaleza es capaz de crear estructuras tan perfectas como la de ese animal cuyo cuerpo está adaptado a su afición de aspirar hormigas y termitas. Su hocico era una verdadera manguera y su cuerpo alargado parecía bolsa de enceradora.
Caminamos otro poco y llegamos a una de las dos cosas que me tenían con los nervios de punta. La primera fue el Koala. Entramos a su salita y un letrero con un dibujo de un koala pedía silencio. Y es que hay que andar de puntitas de pie porque el koala lo único que hace es dormir. En una ramita estaba acurrucado con la cabecita metida entre sus bracitos y pude distinguir sus orejas peludas y medio canosas. Me quedé ahí esperando que mi llamado mental lo despertara pero o no tengo mucho poder o el koala es flojonazo profesional. Sea lo que sea logré ver a un koala en vivo y en directo.
Mi segunda prioridad era lo más tierno que he visto en animal: el oso panda. En la habitación una especie de jaula sin rejas, sino con vidrio, me permitió ver a dos osos pandas en plena siesta. Al que tuve más cerca lo miré detenidamente mientras una mosca se le paraba en la punta de la nariz. Debo reconocer que me emocioné tanto que se me mojaron los ojos. Es que son de una ternura infinita. Me dio pena porque los humanos han sido tan inescrupulosos con ellos que hoy en día están en peligro de extinción y son mantenidos bajo un cuidado extremo. Sólo dormían y en ese sueño de hocicos cerrados y patas estiradas descansé yo también. Descansaba el mundo en ellos porque esa belleza y esa paz sólo se encuentran en ciertos estados que no tienen que ver con razas ni condiciones.
Luego de este descanso espiritual partimos donde los elefantes no sin antes pasar por los pájaros. Era una pajarera gigante donde uno podía entrar sin que los pájaros se alborotaran. Era hermoso. Volaban sobre mi cabeza diferentes especies que convivían felices entre sí. El sonido de las alas hacía cosquillas en mis orejas y pensé en mi papá que tanto le gustan los pájaros. El que más me llamó la atención fue uno diminuto, más aún que el chercán, que cantaba tan lindo que no podía imaginar que ese enano ser viviente hiciera ruiditos tan potentes. Es como esas cajas musicales minúsculas que tocan una sinfonía completa de Mozart.
Luego nos dirigimos donde los elefantes que dieron un espectáculo de proporciones. Mirábamos tiernamente a esos enormes animales que son como castillos de piedra en medio de las nubes, cuando uno de los chiquititos separa sus patas, levanta la cola y comienza a hacer pipí y púpu en cantidades industriales. Todos los niños se reían y el elefante de vez en cuando echaba tierrita con su trompa como para que no se diga. Estuvo así unos buenos minutos mientras sus papás huían ante tamaño show. Luego, tiró un poco mas de tierra en su no sé como llamarlo y partió moviendo la cola y rascándose la oreja. Rodrigo entretanto reflexionaba sobre la ociosidad de los animales y que deberían aprovechar de evolucionar con tanto tiempo libre. Yo le dije que claro, los animales no tienen nuestro sistema intelectual pero que con tanto tiempo libre han logrado crear grandes herramientas para soportar fríos y calores; además de tener alta concentración y una capacidad para subsistir que ya la quisieramos nosotros. Si no es fácil ser un animal.
Y así. Donde el oso polar, que a Rodrigo le fascina, los pingüinos paticortos, los osos cafés y grandes, las jirafitas. Uf....montones de animales. Algo así como el arca de noé pero sequita.
Luego entramos a una especie de caverna tropical. Un olor extraño y bichitos silenciosos que metían ruido sólo con sus patas. De repente miro al cielo y veo murciélagos. Grandes, con las alas abiertas y dejándose mecer por el aire interior. Me quedé tiesa no de susto sino que de precaución para que Rodrigo no los viera porque les tiene mucho miedo. Pero los vio e inmediatamente quiso salir, yo le dije que siguiéramos el único camino que existía hacia la salida. Pues bien, en ese camino de repente entramos a una caverna oscura sólo iluminada con luz negra. No veía nada y era algo así como una mansión siniestra ambientada en la Savana. De pronto mi vista se dirige hacia el rincón más iluminado y descubro más murciélagos en una esquina y luego uno al lado mío. De nuevo no me dio susto pero pensé en Rodrigo. Yo a esas alturas ya iba saliendo y Rodrigo, seguramente, entrando. No tuve tiempo de alertarlo. Sólo vi su cara a la salida y me di cuenta que no lo pasó nada de bien. Es como si yo entrara a una pieza con baratas. Pucha....Rodri estaba pálido y partimos raudos lejos de ahí.
El resto una larga y dulce canción: más pajaritos, flamencos, búhos, serpientes, focas, ñandú, zorros, zebras, monos, camellos, etc.
Vi a un jaguar hermoso, negro, brillante, poderoso. Otro manchado, delgado, musculoso, sigiloso. Leones y tigres concientes de su poder y del sitio que merecen en el reino de los animales. Su jaula estaba completamente asegurada para que ni siquiera un salto gigante les diera la oportunidad de escapar y engullirse a toda la fauna del zoo.
De regreso le tomé fotos al panda. A esta altura Rodrigo sí consiguió una cámara desechable y yo le pedía permiso a mi digital para que me permitiera una fotito no más. Lo logramos y tenemos un buen y prudente registro del zoo.
A la salida caminamos por el parque. Hacía calorcito así que me acerqué a un regador automático que me mojó suavecito con sus gotitas heladas. ¡Qué ganas de andar a pata pelada por el pasto! pero no se podía pisar. Encuentro el colmo el pasto que no se pueda pisar. Un pasto no es pasto sino se pisa se corre se duerme y se toca. Que sentido tiene que un pasto sea puramente decorativo. Una tontera.
Ya. Ese día terminó ahí. Asoleados pero felices. Con todos los animales haciendo bulla en mi corazón. Que bueno que existan para que reflexionemos que sin ellos estaríamos solos y tristes. Abandonados a la suerte de ser humanos entre humanos, imposibilitados de maravillarnos con algo completamente diferente a nosotros. Tomamos el bus y llegamos a la casa. Massú ganó el oro y tiquitiquiti.
Ese es el informe animal.
Mucho por hoy.
Esto ya viene de vuelta.

Carola.

domingo, agosto 22, 2004

MilMundo

Son casi las cuatro de la tarde en Viena. Ayer partimos desde Praga a las 3 de la tarde en un viaje tan tranquilo y suave. El tren parecía volar sobre el riel y el paisaje campestre aparecía tenue en la ventana. Todos los campos del mundo son iguales. Extensos, abundantes, infinitos. Este que va desde Praga a Viena es amarillo, golpeado a veces por pedazos verdes que eran inmediatamente rasgados por plantaciones de girasol. El cielo estaba nublado y caían gotas que no alcanzaban a mojar la ropa colorida que colgaba en alguna casa pequeña metida en medio del trigo. Vi un señor arando su tierra con un perro que ladraba de regocijo a su lado. Su camisa blanca era como un pañuelo volando torpemente en el viento.
Los pueblos que aparecían de vez en cuando eran pequenos reiños dentro de sus límites. Casas viejas y hermosas y castillos con cúpulas arabescas se erigían por sobre los banquitos de plaza y las casitas de techos colorados. De repente un parque de diversiones en medio de un pueblito perdido. Las máquinas estaban detenidas y todo parecía inmóvil, como esperando que pasara el tren para volver a funcionar.
Las casas que están a las orillas de la línea del tren son las casas más vistas en la vida, y, a la vez, son las más abandonadas. Ningún tren se detiene para saludarlas porque están siempre entre dos puntos. Son como las piezas perdidas de un puzzle que nunca es completado. Aquellas ventanas son ojos que piden porfavor una sola mirada cierta. Se quedan atrás para volver al silencio que las abraza de noche cuando ya ni siquiera pasa el tren.
Y asi avanzaba este tren, rápido hasta llegar a Viena. En la estación estaba esperándonos Birgit y su esposo Claudio. Ella vienesa y el chileno. Sonrientes estiraron el brazo y nos recibieron felices. Fuimos después a recorrer un poco la ciudad. Pasamos a comer a una picada hermosa que está ubicada, literalmente, en la punta del cerro y que tiene una vista privilegiada de Viena y del Danubio Azul. Más arriba esta el castillo donde vivió Sissi, una princesa de verdad. El lugar se llama La Tortuga y ofrece comida típica austríaca. Yo comí Kstrube, una papa rellena con Jamán picado y pimienta. Lo acompañé con Chucrut, bien fuerte, y un vino de fabricación casera. Rodrigo comió hamburguesa con chucrut y una ensalada de papas extraña. Acá no aliñan nada con limón, todo tiene vinagre por lo que el sabor es muy fuerte. Mi guatita hizo pucheros y me dio una acidez bárbara. Me tomé una sal Disfruta y funcionó.
Después fuimos a una fábrica de energía que hacen con basura. La diseñó Hunderwasser y de verdad parece una construcción de ciencia ficción, con sus chimeneas coloridas y árboles metidos dentro de la fábrica para dar más calor. Muy increíble. Tanto que ocurrio algo que aún no tiene explicación.
Corría un viento fuerte y caían algunas gotas de lluvia. De repente Rodrigo saca una foto a la fábrica. Claudio, el chileno, le dice que hay muy poca luz y que puede que no salga bien. La toma y al verla.....aparece un extraña luz, una especie de cometa atravesando el paisaje. Todos estamos de testigo que al momento de la foto no había nada en el cielo. Y la luz o el ovni o lo que sea es tan nítido que llega a dar escalofríos. ¿Qué tal?
Yo inmediatamente di mi teoría del Foo Fighter ante lo cual Rodrigo se burló y dio otra teoría más inverosímil aún: que era un foco. Dentro del mundo mágico de cada uno teníamos una propia versión de lo ocurrido pero sea lo que sea la foto es muy misteriosa.
Pues bien, nos fuimos de ahí hacia el centro con la sensación de estar siendo observados. Caminamos por el paseo principal con tiendas muy choris. Llegamos a la Catedral de San Esteban, una construcción gótica de una belleza sobrecogedora. Sus gárgolas que vigilan la entrada al templo parecen que en cualquier momento tomarán vida. El techo era enteramente de mosaicos. Y se empinaba hasta el cielo. Viena estaba iluminada, sin tanto turista y cerrada comercialmente. Como buen día domingo en todo el mundo, creo yo.
Nos fuimos a la casa y llegamos a ver el partido de Nicolas Massú y Fernando González. Los nervios me tenian tiesa hasta que ganaron y me puse tan feliz. Imaginé el desorden que tenía que estar quedando en Santiago, y los asados y los amigos y todo el bochinche por la primera medalla de oro de la historia deportiva de Chile. Me dieron ganas de estar allá y mirar las caras y la bandera.
Pienso que eso de que todos somos iguales es una manera de subestimar la esencia de cada país. Creo que hay cosas esenciales que se deben respetar por igual pero creer que el mundo es uno sólo es una falta de respeto... Precisamente la gracia de todo esto es comprobar la diferencia en nuestros rostros, en los alimentos, en el humor y en el modo de vivir. Ahi esta la riqueza de vivir en un mundo de miles de mundos a la vez. El checo, el francés, el holandés y el alemán son sonidos maravillos en su particularidad. Los checos son malhumorados y los belgas son dicharacheros. Hay girasoles y claveles. Y un mar que lleva diferentes nombres. Me gusta que sea así. Me gusta alegrarme porque Chile gana y me gusta ver la bandera y reconocerme. Me gusta ver otras banderas y mirar el atlas y desear conocer otros idiomas y ver, quizás, los rostros más bellos y diferentes que haya visto jamás. De verdad que todo pasa por el respeto y por la única cosa que hay que luchar es por esa manía de querer globalizarlo todo pasando a llevar lo más importante de cada cultura, su diferencia. Y es que la diferencia asusta. Por lo pronto me siento feliz de ser diferente a un vienés y me siento más feliz aún de poder notar esa diferencia y saber vivir bien con ella.
Eso por lo pronto.
Besos.

Carola Chum


viernes, agosto 20, 2004

PragaAqui

11 de la mañana en Praga y una suave lluvia cae sobre los techos colorados de la ciudad. Me quedé en el sueño y en el checo que nos regaló un licor de ciruela. Pero me faltaron otras cosas, como por ejemplo el vitral más hermoso que he visto en mi vida y que está en la Catedral de San Vitur y fue diseñado por Alfons Mucha. Perturbador. Los rostros de los personajes envueltos en colores inimaginables. Una belleza y un silencio para ese pedazo de historia. El lunes recorrimos el centro histórico caminando desde donde estamos, calle Belohorska, hasta el centro. Es harta distancia y también hace mucho calor. Las hordas de gente que inunda las calles del centro histórico es sorprendente y un poco triste. Por eso los checos se malhumoran tanto, creo que los entiendo porque, a pesar de ser una turista más, percibo las ansias de estar tranquilos sin que nadie les haga señas para explicarles algo, poder caminar por sus calles sin gente atochada por ver un Atlante, o sólo andar en silencio por su propia ciudad. Bueno, después queda abandonada porque la llegada del invierno es la llegada del frío y de la nieve y a ningún turista le gusta eso.
Quedé asombrada. El puente Karlov es una obra magnífica e imponente, que representa la visión del hombre frente a su ciudad. No construyeron un puente pequeño sino que uno grande, amplio, con entradas de reyes y vista privilegiada para que todos, de alguna forma, sintieran el privilegio de caminar por ahí. Así lo sentí yo al entrar al puente y caminar sobre sus adoquines gastados y mirar y observar las aguas del río Vltava y mirar el cielo y de verdad sentirme un insecto frente a la magnamidad de todo. Ese día tomamos cerveza Granimus que es la más rica junto a la Pilsener Urquell, Rodrigo reconoció la ciudad un poco cambiada pero la misma en el fondo. Se maneja super por las calles y es como si fuera uno más, con él no tengo la sensación de perderme y es porque Rodrigo es un poco chileno checo, y le gusta.
Volvió a las Viejas Cochinas que les dice así no por un asunto de higiene sino porque venden puras cochinadas, onda longanizas, vienesas, croquetas, todo bien frito y bien aceitoso, pero rico. La verdad con el calor no dan muchas ganas de comer, salvo los deliciosos helados de Cream and Dream, una marca de helados artesanales de una familia de italianos, son deliciosos y en el paladar el sabor como que se abre y uno siente el perfume de la fruta por todo el cuerpo.
El martes fuimos al MUSEO MAS GRANDE DEL MUNDO, el Museo Moderno de Praga, que es enorme y lleno, pero lleno de cuadros de todos los artistas que uno se pueda imaginar. Tiene como 6 pisos y todos para algo diferente, y en cada piso hay sillas porque uno camina tanto que ha ratos hay que sentarse para no comenzar a odiar el arte universal y su abundante colección. Toulouse Lautrec, Monet, Degas, Renoir, Chagall, Picasso, VanGogh, Linchstenstain, etc etc etc. Una pequeña muestra de ilustración con grabados en los libros, y arte moderno y objetos como vasos, copas, fuentes de cristal de murano. Uf, al final una muestra de arte africano pero yo estaba con los pies en la mano y la verdad el arte africano no me gusta y chao no más. Pero sin duda lo mejor fue ver trabajos del colectivo Fluxus. Una locura, se autodenominaban Neo Dadas y tenían una maquinita tipo guitarra que uno hacía andar pisando un pedal y sonaba gracias a un pedacito de cuero encima de de las cuerdas. También había páginas del periódico que sacaban y una maleta de juegos llena de cositas para entretenerse. Me gustó. Para que se hagan una idea Yoko Ono perteneció un tiempo a Fluxus.
Nos fuimos. En la casa nos esperaba Jorge con cervezas heladitas.
El miércoles fuimos al Museo de Historia Natural. Bacán. Con una colección de animales disecados, de insectos, mariposas, chimpancés, pájaros, osos, una cabeza de Mamut. Todos esos animales mirando a los ojos y riéndose en silencio de mis caras de asombro. Algunos estaban medio maquillados porque el tiempo los destiñe, así que algunos parecian monos locos pintados con cachetes rosados y manchitas azules. Los pájaros eran cosa aparte. Unas bellezas del porte de mi pulgar, con colores y peinados dignos de estrellas de rock. Una reproducción del pajaro Dodo me hizo pensar que el ser humano está tan cómodo viviendo en este mundo que no se percata de que existe un mundo tan importante como el de él. El pajaro Dodo estaba ahí, y si realmente era así debió haber sido muy amigable y chistoso. Para los que no saben el pájaro Dodo fue extinguido por el hombre de manera brutal y conciente. Por ser una pájaro un poco torpe y bonachón no temía de los humanos y se acercaba a ellos para jugar o simplemente para acompañar. Al parecer los humanos creían que era un rebelde enemigo y los mataban a palos. A palos desapareció y ahora a palos el hombre se castiga por tamaña idiotez.
El pájaro Dodo simboliza eso, la cabeza dura y el salvajismo, la torpeza y la idiotez no del animal, sino que del hombre.
Eso.
Vi una de las exposiciones más bellas de mi vida. En el área de Mineralogía estaban en vitrinas iluminadas todas las piedras del mundo. Era un belleza. Magenta, Flúor, Calcio, Jade, Achat, Diamante, Amatista, Cobre, y otras especies nunca vistas, llenas de brillos y colores. Quizás el mundo le debe el color a las piedras que viven tranquilas debajo de la tierra haciendo brotar su luz con el calor de las plantas, las que absorven sus brillos coloreados con sed de belleza y vida. En otra sala una muestra de los meteoritos que han llegado a la tierra y el más grande cayó en Arizona. Una bola un poco más grande que las de boliche, con un interior metalizado y duro. Sorprendente. No desearía que uno de esos cayera sobre mi cabeza.
Como ven, hemos sido de museos y de callecitas.
Despues del museo caminamos hasta el centro porque queríamos ver Praga de noche. Comimos pizza en un bolichito, tomamos cervezita y nos fuimos a una maravilla de verdad maravillosa. Praga de noche es una ilusión. Los focos bien dirigidos hacen que sea una de las escenografías del mundo y nosotros dos personas que representan el mejor papel, el de personas felices. Me senté en la plaza a admirar la majestuosidad, el aire tibio me dio la sensación de que en la vida hay cosas que quizás se hacen una sola vez y sentí un pequeño abismo. Dejé de pensar y los adoquines todavía estaban tibios por el calor del día. Me nombré a mi misma para asegurarme de ser yo quien estaba ahí.
Caminamos a otro bolichito y tomamos Pilsener Urquell, que se llama pilsener por ser la ciudad en donde primero se fabricó una cerveza más elaborada y de mejor calidad. Ahi conocimos a Brian y Peter, el gringo y el checo del que les hablé. Fue chistoso. Nos devolvimos abrazaditos con Rodri, caminando por el puente iluminado y respiré de dicha profunda. Lindo y único. Eso.
Ese es el informe porque ayer jueves fue día de descanso. La verdad no hemos parado en 17 días y el cuerpo nos pasó la cuenta. Ahora estamos llenos de fuerzas para reiniciar la caminata por el mundo. Les mando unas fotitos de bruselas como adelanto y les mando besos y cosas por el estilo.
Cuidense todos muy bien y huelan los aromos por mí.
Chaus
Carola Chum

miércoles, agosto 18, 2004

BRU.PRH

Sigo ahora. Pues casi que me muero. No concebía la idea de equivocarme en algo que es tan esencial en un viaje: los horarios. Pucha la lesera, casi que mi vida se me va, casi que pierdo los estribos y me quedo en un estado de ausencia de por vida.
No paso nada de eso, Rodrigo me dijo que no servía alguien histérico y partimos cargados y nerviosos a tomar un taxi. En el negocio de la esquina el dueño llamó uno y creo que su amabilidad logró tranquilizarme un poco. Por la ventana miraba el último paisaje de Bruselas con la sensación de que esa no era la manera de decirle chao a tanta cosa buena. Ahora pienso que fue una de las maneras en que se presentó el adiós.
Llegamos al aeropuerto, nos chequeamos y entramos inmediatamente. Esperaba ese momento porque me senté en la silla de la salita de British Airways y empecé a sollozar como caura chica. Solita en una silla y llega Rodri y se ríe de mi y me abraza suavecito. Y eso fue, un grito, un llanto y una risa, como canción de Leo Dan.
Tate.
Praha llega a nosotros como un rey bien coronado pero con traje apolillado. Hermoso y viejo, lleno de gente pero solo. Es una contradicción su belleza y sus adoquines viejos, su idoma ancestral y sus extrañas maneras de comer. Ha sido extraño.
La verdad estoy medio curadita por una salida tan entrete que solo exige ser bien contada y ahora el sueño me mata.

Tomé un licor de ciruela bien fuerte que un checo nos invitó en un bolichito. Él estaba con un gringo que era el doble de Richard Gere de California, marino de profesión y de vacaciones en ese momento. Con sus ojitos azulitos y sonrisa VIP de viejote rico intercambiaba palabras conmigo y me enseñaba a pronunciar bien pronunciadito palabritas gringas dulces. Eso fue reciencito pero antes estuvimos como 8 horas caminando y a mi como que me da la lesera, como ahora que quiero dormir y chau no más.

Carola


martes, agosto 17, 2004

Chau Bruselas

Los últimos días en Bruselas estuvieron tristes. Con una lluvia que no daba descanso y con la sensación de que las cosas nunca vuelven a ser las mismas. El sábado nos despidieron con asado en casa de un chileno-belga llamado Gigi (Guillermo en chileno). Hicieron un fuego bravo que quemó un poco la carne pero el espíritu y la alegría no dejó que el chamuscón dejara mal sabor en la noche. Nos hicieron hartos regalos y me despedi de todos aquellos que fueron tan amables que hicieron de mi paso por Bruselas algo inolvidable y demasiado cercano. A causa de unos pitos malos Anastas, un griego tirapinta y novio de Josy, casi que le pega un combo a Gigi que también estaba bien volado y lo acusaba de estar coqueteando con Leticia, su novia, y una hermosa niña portuguesa-española-belga. Rodrigo intercedió tratando de que entraran en razón y se dieran cuenta que por una mujer no vale la pena pelearse. Lo consiguió porque hicieron las pases y la fiesta continuó. Estaba Katy, Josy (vestida enteramente de rosado), Gigi y su hermana Valeria, un loco dando jugo, Jeouffré (amigo de Kati y tan simpático que un poco amigo mío), Annastas el griego, Rodrigo y yo. Por supuesto, la infaltable Kriek para mi, piscolas para los chiquillos, vino belga delicioso y, con el concho del pisco hice pisco sour que fue la delicia de Leticia que me preguntaba qué era el pisco y cómo llegaba a ser sour. Cantamos, llegaron los pacos, cantamos bajito y nos fuimos como a las tres con la sensación de la cerveza haciendo globitos en el corazón.
El domingo, día en que partíamos, me levanté temprano a hacer las maletas y a esperar que nos pasaran a buscar. ¿Quién? , Anasstas el griego, Josy y Katy. El vuelo partía a las 6 así que teníamos harto tiempo para despedirnos y agradecer y chau chau bruselas. Sentados frente a frente, Rodrigo y yo, nos mirábamos con el cansancio de dos semanas de mucha acción y fritanga. Medio en broma, Rodrigo me dice "te imaginas que no vimos bien y el avión parte antes" ... yo le digo "ay Rodrigo no seai loco".
Acto seguido miro los pasajes y CONCHADETUMADRE RODRIGO PARTE A LAS 3 Y MEDIA Y SON LAS DOS DE LA TARDE.
Creo que nunca he estado tan al borde de la muerte como en ese instante en que mi corazón se detuvo y mis ojos casi salen expulsados de sus órbitas y mis manos no podian ni sujetar el aire. Casi que me muero y casi que no llego a Praga.
Bueno debo desocupar la máquina así que sigo después

viernes, agosto 13, 2004

arc en ciel

Hola otra vez. Aquí estoy en Bruselas con un computador al que se le ven todas las letras. Ya me acostumbré a que la A está en el lugar de la Q y viceversa. También a que la M está en lugar de la N y viceversa. Y a que no existan acentos ni la letra que viene despues de la n, con la colita de chancho invertida sobre ella. Ya saben cual es, que bueno.
De todas las cosas que se me quedan en la punta de los dedos les contaré que fuimos al Museo del Comic, donde Tin Tin es el rey de todos y donde todos son reyes por igual. Un edificio enorme con originales de Tardi, Chaland, Moebius, etc. Increíble, se puede sentir la historia hecha de lápiz y de colores nunca vistos. Había además una exposición de comic chino, que se realizaba por primera vez en Bruselas. Quedé maravillada por la suvidad del trazo y la potencia de sus imágenes relacionadas con la naturaleza, la lucha y la vida cotidiana. Hermoso trabajo. Tanto clásico como más contemporáneo porque se exhibían trabajos con líneas no tan depuradas y colores más fuertes, trabajados de manera particular en la hoja. China me gusta y esta muestra me dejó más claro que la iconografía china está presente en todo, desde envases de arroz hasta comics chistosos.
Jacobs. Ese apellido no me sonaba hasta que vi su exposición en el mismo museo. El tipo hacia de todo, hasta cantaba ópera en sus ratos libres, yo creo que de tanta habilidad el dibujo se convertía en el resumen de todo su imaginario porque es un artista impecable. Sobre todo los vestidos que adornaban a las mujeres que dibujaba, detalles de estampados preciosos, en los que se podía sentir la suavidad de la seda o la cosquilleante textura de la lanilla. Seco. Salí pensando en la capacidad de algunos de representar el mundo tan sublimemente. Tan particularmente.
A la salida del museo el típico store para comprar el souvenir, algunos libros interesantes y lo mejor: una foto con un pitufo que era casi de mi porte...¿seré yo tan pitufa? En fin, buen paseo y la noción de que definitivamente no sé dibujar. Quiero aprender a tocar guitarra y a dibujar. Necesito profesores.
En nuestro bar favorito, L'Union, ofrecen la sopa del día, bien lo saben, bueno, ayer fuimos a almorzar y la pizarrita decia Potage de Courgettes...¿qué será el courgette? me pregunté yo. Llamé al tipo que atiende y le pregunto ¿Qu'est ce que est le courgette? y él me dice con las manos así como alargándolas para el lado "c'est vert" . Mmm, debo haber puesto cara de no saber lo que dijo porque me hizo el gesto para que lo siguiera...bueno, me paré y lo seguí hasta la cocina en donde agarró un pepino y me dijo "c'est le courgette". Me sonreí y le dije que en mi país se dice pepino, y al traerme el plato a la mesa me dice pepino. Lo aprendió, en minutos logramos enseñarnos mutuamente una palabra nueva que tiene la misma forma tanto acá como allá. Compartimos nuestros sonidos y conceptos en cosa de segundos, cuando él me llevo a la cocina y yo le dije pepino.
Así son las cosa, simples. Un sonido que ahora es conocido por los dos. Pero no me sé su nombre, y creo que no lo quiero saber. Me basta con Monsieur Pepino y yo la Madame Courgette. ça va.
Antenoche fuimos a comer (si, comemos mucho) a un local chileno, o sea latinoamericano, porque igual la iconografía chilena se agota y el europeo siempre quiere más. En la carta figuraban coo platos chilenos cosas que yo nunca he comido, por ejemplo Gambas a la parrilla y carne a la argentina (?). Lo bueno, y lo mejor de todo, es que había pisco. Yo tomé Sour y Rodrigo la clásica piscola. Por mi garganta pasó suavemente el clásico sabor del pisco fuerte y casi picante. Pensé que un trago nunca es sólo un trago, que cada sorbo siempre es un tributo a algo y, en este caso, como estoy a tantos kilómetros de Chile, cada sorbo era un tributo a mis amigos, a las fiestas, a los aperitivos de las Vaquitas Gordas, Al Guasón y al Lucho. De hecho Rodrigo se pidió una piscola sólo para rendirle un homenaje a sus amigos piscoleros por excelencia. Y yo, sólo para sentir a Chile en mi garganta casi como un himno cantado en silencio.
En las mesas de al lado la gente comía con alegría, comentando en francés lo rico de la carne y del vino. El hijo de la dueña nos regaló un Santa Carolina 5 estrellas que lo tomamos en un santiamén haciendo salud a cada rato.
La dueña del lugar se llama Adela y fue expulsada de Chile en 1978. Eligió Bruselas por la descripción de una enciclopedia. Se instaló y puso su negocio que ha rendido frutos tan buenos como ser bien criticada por los diarios y querida por los belgas. Cuando Pinochet fue elegido senqdor ella sentenció que jamas pondría un pie en un país donde el asesino de Chile es elegido senador. Y sigue ahí, casi con 70 años y deleitando con su buena comida.
El lugar se llama La Araucana y el letrero es una bandera chilena que en la noche parece una estrella encendida en medio de la calle oscura. La miré en silencio y pensé que uno llega de maneras extrañísimas a formar parte de un lugar, o de una familia o de alguien. Que en realidad nadie sabe dónde va a estar al día siguiente. Y que, más triste o más feliz, siempre aprendemos rápido el nuevo idioma para poder ser felices. Y el idioma puede ser un abrazo o una palabra, dependiendo del lugar en el que estemos.
Me quedan 25 minutos y no sé si les he contado todo.
Debería ordenar mis ideas para que mi narración fuera ordenada.
Pero no puedo.
Ahora hay unos marroquíes a mi lado que hablan algo que no entiendo, pero es delicioso sentir como sus letras suenan diferentes y su garganta se contrae y parece que se ahogan en algunos tramos de su conversación. Aquí hay hartos marroquies y africanos. Hay harta gente de hartas partes y se ve en la cantidad de tavernas que ofrecen pitas en todas sus variedades. Rellenas con todo y hasta con papas fritas. Yo la verdad ya no quiero más de fritas, el calor es extraño porque aparce de repente. Ahora está helado y durante el día llovió con esa furia que sólo tiene la naturaleza. Una lluvia gruesa y abundante, que paraba a instantes dándole la oportunidad al sol para aparecerse y evaporar las gotitas de las hojas y para luego volver a aparecer y chas...todo mojado, los árboles chascones y mi pelo indomable.
Quise ver un arcoiris pero no lo encontrá asi que me imagine uno y lo nombré.
Dije: arcoiris y arc en ciel.
Y apareció y me acordé de un arcoiris que vi en Chiloé hace tiempo atrás y que ha sido el más bello y el más triste. El más bello por ser tan nítido y grande y el más triste por ser tan inalcanzable que no pude caminar sobre él.
Pero aquí en Bruselas daba lo mismo porque no hubo ninguno.
Hoy pasamos por un busto de Salvador Allende que la colonia chilena le hizo en un barrio que se llama Everne. Es pequeño pero está instalado en la entrada de una placita, con una inscripción en homenaje a él. Es lindo.
Me duele un poco la guatita así que creo que me iré. Hoy en la noche iremos a ver el tapiz de flores instalado en la Grand Place, una enorme alfombra de flores naturales que huelen maravillosamente.
Me iré caminando a la casa, sintiendo los adoquines fríos y pasando por el negocio de un señor indio muy amable, que siempre sonríe y brillan sus dientes sobre su tez morena. Doblaré en una esquina que se abre y me regala una vista bella de sus edificios antiguos, llenos de ventanas con florcitas. Llegaré a la esquina donde esta la taverna portuguesa y donde siempre algo huele mal, no se que es pero huele a rayos. Caminaré, llegaré a la casa, subire las escaleras y veré por una ventana grande los techos rojos de unas casas que están por detrás de la nuestra. Alguien siempre está frente a un computador. Entraré y le daré un beso a Rodrigo y seguiré en esta caminata nueva.
Y luego, muy luego se las contaré a ustedes.
Au revoir.

Carola Chum

miércoles, agosto 11, 2004

moule y choros

Bueno, aquí en Bruselas. Aún sigue el calor mezclado con tormentas salvajes llenas de truenos y relámpagos. Hoy fuimos a la feria y compramos quesos y salames. Bruselas me gusta porque tiene feria y me recuerda a mi Recoleta querida. Es una feria abundante y colorida, llena de frutas, con pasteks (sandía) grandes y que las venden por kilos. Me comí un pedazo gigante y me enfermé de la guata. Pero ya estoy bien. Rodrigo come salames picantes y hace chistes de todo. La gente compra frutas y las prueba porque los vendedores cortan enormes pedazos para que uno se convenza que son las mas ricas. Los puestos de quesos son lo mejor: grandes y con pedazos para probar, llenos de ementhal, cabra con lavanda y pimienta entera, mmmm...y salames bien curtidos por el sol, ahumadísimos y con texturas diferentes, colores diferentes y sabores que hace que uno cierre los ojos.
Antes de ayer comí Moule, que es un plato típico de aca. Son choritos al vapor en su concha acompañados de papas fritas. Me comí la olla entera chupándome los dedos y después me tomé el caldito y quedé tan feliz que me dormí altiro y soñé que flotaba abrazada a un chorito gigante. Acá se llaman Mejillones y yo le trataba de explicar a un belga amigo que también en Chile hay Choros Zapatos...le decía que eran Choros Chaussures y no entendía como nos poníamos las conchas en los pies...hasta que entendió que hablaba del tamaño y no de la utilidad. En fin.
Bueno, nuestro findesemana pasado en Holanda fue entretenido, la verdad era mi prioridad conocer el museo de Vah Gogh y la Casa de Ana Frank, el resto era accesorio salvo por escuchar su idioma extraño y sorprenderme que en las agencias de turismo los empleados hablan muchos idiomas. Nos quedamos en un hotel un poco caro porque todo estaba lleno. Así que tuvimos que aceptar las condiciones, pero en la noche dicutí con el jefe porque mi amiga Katy se quedó en una pieza insignificante y le cobraron lo mismo que a mi y la mía era grande con ventanas, teléfono y cable. En inglés le di a enterder al recepcionista que era indio que mi amiga casi no podía respirar y que bla bla bla. No sabía que sabía tanto inglés, porque al final nos devolvieron plata y nos fuimos felices. Claro que en la mañana desperté feliz y al abrir mis ojos em doy cuenta que me sucedió lo que siempre me sucede sólo a mi aunque duerma con 10 personas en una pieza. Me picó un zancudo en el ojo y lo tenía tan hinchado que anduve con un mechón de pelo en la cara durante todo el día hasta que mi ojo dejara de verse repugnante. Las pinturas de Van Goh y toda Holanda las mire por entre la maraña de pelo, menos mal que el maldito insecto me picó en el ojo izquierdo, porque el derecho es con el que veo mejor.
El viernes 13 es la alfombra de flores que se hace en la Grand Place acá en Bruselas, creo que es tan lindo que a uno se le escapa el corazón.
Ayer jugué carioca y gané 25 euros con los que espero coprarme una chalitas ya que las mías están pal gato de tanto caminar.
El sábado tenemos un asado.
El domingo partimos a Praga.
Amigos, ahora iré a almorzar y beber cerveza. El otro día en el bar favorito colocaron a los Cadillacs y me sentí tan orgullosa de hablar castellano que me las canté todas. Me gusta el francés pero es el colmo que la sandía se llame pastek...no puede ser que una fruta tan bella suene a algún tipo de metralleta.
Ya amiguitos.

A todos les mando un abrazo y nos encontramos lueguito aqui en el mail.

Aurevoir

Chum Carola

lunes, agosto 09, 2004

yo aquí

De nuevo yo para contarles que todo esto se escapa de mis manos, que me lleno de vida con cada palabra nueva y que la Kriek sigue siendo mi cerveza favorita. Este finde estuvimos en Holanda que es terriblemente taquillero y loco, estuvo bacán porque vi las pinturas de Van Gogh a menos de un metro y visité la casa de Anna Frank. Vi las tropas nazis caminando por la calle y sentí el calor sofocante del escondite de los Frank, ha sido una de las cosas más emotivas de mi viaje. Es muy loco conocer lo ya conocido por un libro pequeño, acercarse a la historia así, tan de verdad.
También fuimos a Brujas que es lo más lindo que he visitado, sus calles de adoquín, sus contrucciones medievales, los encajes y el helado de fresa hicieron de Brujas un paseo tan chori y lindo que va en el segundo lugar de mi ranking porque el primero sin duda lo tiene Bruselas.
Holanda es bonito pero tan taquillero que parece que todo está ahí por un ratito, la gente arregladísima y loca no miraba a los ojos y no sonreía. Definitivamente soy más sensibla y romántica.
Pucha, me tengo que ir pero los quiero y los quiero mucho. El mundo se abre de repente y uno se queda ahí, en la mitad como entregándose a la maravilla de vivir más de una sola vida.

POR FAVOR IMPRIMANLE LOS MAILS A MI MAMA PARA QUE LOS LEA

Aurevoir

Carola Chum

Aún hace calor y todos los días me estrujo como dos litros de sudor con sabor a guinda

miércoles, agosto 04, 2004

salut desde bruselas

Amigos: aquí estoy, en Bruselas y con calor. Les cuento que todo ha estado bien. Que hace calor y que escuchar otro idioma siempre hace bien. He tomado hoy cervezas muy ricas, sobre todo la de sabor a cereza...ya llevo tres en el cuerpo y un leve calorcito de felicidad me embarga. Bruselas si que es lindo....entero. Es una ciudad cuidada, llena de edificios antiguos y bien mantenidos, con buses que pasan a la hora y todas ese cosas de países primermundistas. Hoy iremos al centro de la ciudad y conoceremos la Grand Plâce...seguiremos tomando bierres (cervezas) y creo que me compraré chalitas. Eso sería por ahora. Nos encontramos bien y chao.



Carola