jueves, octubre 30, 2008

Guasó


Un pájaro fue capaz de distraernos.
Sumidas en nuestras inevitables labores de edición, nada sabíamos de la que está a menos de un metro. Es decir, a pesar de ser seres humanos libres, ni siquiera nos damos cuenta de cuanto nos alejamos de la realidad.
Pero bastó un pájaro para despertarnos y saber que la otra vino vestida de verde (y que, por cierto, le sienta mucho) o que la de más allá se maquilló los ojos o cambió el marco de sus lentes.
Sólo un pájaro.
Estábamos insertas enceguecidas mudas y tiesas editando nuestros libros cuando escuchamos un golpe como de una mano golpeando una mesa.
Coni dice "oh, pobre pajarito".
Efectivamente, un pequeño gorrión chocó contra la ventana norte del sexto piso de Santillana.
Y quedó ahí, en la cornisa, de espaldas, con sus patas moviéndose sufridamente, hasta que ya dejaron de hacerlo.
"Murió". Enmudecidas fuimos testigos de la pobre, solitaria y absurda muerte de un gorrión.
Nos miramos y mientras comentábamos, el pájaro se puso de pie. Inmóvil, con el pico abierto, sin hacer ningún tipo de movimiento.
"Ohhhh". Nuestros ojos sólo podían estar atentos a ese minúsculo ser aturdido por el golpe.
Diez minutos. Quince. Y seguía de pie, con el pico abierto. Hasta que en medio minuto, pestañeó, cerro su pico, movió la cabeza y voló.
A esas alturas varias se habían ido a sentar pero preguntaban desde sus asientos "¿y cómo está el pajarito?"
Y el pajarito voló, después de acomodar su pequeño cerebro.
Y pensé: un pájaro. Una metáfora.
Todas estamos chocando contra un vidrio y quedando aturdidas, mientras la persona que vive a nuestro lado nos mira con curiosidad y expectación.
¿Cuando volaremos?
Ese pájaro nos hizo no sólo levantarnos de nuestras incómodas sillas sino que entender que si somos capaces de dar tiempo, también lo tendremos.
Ese día el verde le quedaba muy bien a una chica de la cual no sé su nombre.
Pero se lo preguntaré mañana.

jueves, octubre 09, 2008

Ch


En Santillana está la locura. Podría explicarlo pero es muy largo. Todo se resume en poco tiempo=jefe con lumbago=compañera con licencia por estrés=compañera que le tirita un ojo=compañera que se quiere ir=yo con la guata más apretada que nunca.
Eso es Santillana. Una dulce pesadilla. Lo que es totalmente posible. Sino cómo explicar esos pololeos tortuosos de la adolescencia donde una se quedaba mientras el chiquillo se hacía el lolo y así y todo una sentía mariposas (nocturnas) en la guata.
Bueno, algo así es Santillana salvo que soy adulta y si se hace el lolo lo mando a freír monos al Africa.
Y bueno, entre textos, unidades, palabras, edición, revisión, ilustraciones se van mis días. Dejándome bien cansada, preguntándome muchas cosas, pensando otras tanta, sacando conclusiones.
Cuando todo se pone intenso inevitable que una también lo haga y lleguen a la cabeza cosas que pensaba tenía guardadas.
No sólo tengo que enfrentar un trabajo, sino que una vida que me pide explicaciones.
Lo sé. Debo hablar.
Pero, al regreso de mi viaje.
Cierro la maleta con cosas buenas y espero abrirlas con mejores.
Chau chau che que me espera al otro lado de la cordillera la aventura y los pies dispuestos.
Che, gud nai.

sábado, octubre 04, 2008

Egonomellamesnibusques


Antes de irme a acostar con el hombre que amo declaro:
1.- Que no tengo explicación de mis hechos y si los tuviera mi vida sería la tuya.
2.- Que amo ir al supermercado imaginando lo que te haría feliz.
3.-¡Qué tonto es un blog!