viernes, febrero 29, 2008

domingo, febrero 24, 2008

Raíz


Miro las cosas de mi pieza.
Las cajitas de metal, la postal de Le Chat Noir, mi tazón con tapa, la tele, la palomita de mimbre.
Mis cosas.
Escucho Carmina Burana y me traslado a un hermoso jardín donde en vez de cajitas de metal y cachivaches varios hay muchas flores, una hiedra inmensa enredándose en mis pies, pájaros invisibles que se delatan por los ruidos de sus plumas rozando el follaje. Quizás, una canasta con frutas y lanas para tejer.
Pero sigo en mi pieza, sin la canasta de frutas pero con todas las cosas que me pertenecen y me definen.
Ese jardín es lo que busco.
Así trato de definir mi búsqueda de hogar.
Ha sido difícil y lento. 2 cosas que para una persona como yo pueden ser grandes razones para abandonar una misión. Pero es tan grande el deseo de tener mi propio jardín que nada me ha hecho retroceder.
Cuando le explico a una amiga que sigue en casa de sus padres y que no tiene intenciones de dejar de hacerlo el por qué es tan importante el "espacio propio" trato de ejemplificarlo con el jardín.
La completa libertad de sembrar, de estar, de disfrutar, de compartir.
De armar el propio mundo con las herramientas más íntimas.
De marcar el mundo con una banderita que flamee orgullosa.
Es eso. Es bien simple.
Más allá del tema material, de que si me alcanza o no la plata, de que tengo que pagar la luz y no comprarme una polera. Más allá de ese tema que lo encuentro si, importante, pero no a la altura de lo que significa construir el hogar, es el hecho de ser colonizadora, precursora y creadora del propio mundo. Del jardín.
Si ese jardín se seca, si los pájaros abandonan sus nidos y las lagartijas encuentran mejor sol es porque, definitivamente, no estamos viviendo con amor.
Esa es la verdadera responsabilidad: mantener la vida en el propio mundo.
Mientras estemos en el mundo extranjero todo es más fácil porque si las flores se están secando, alguien las regará. Si los insectos intentan comerse las raíces de las plantas, alguien los espantará.
En el propio mundo la vida de las cosas están en las propias manos.

Tengo mi bandera lista.
Los habitantes están preparados.
Sólo me falta encontrar mi casa.

QUIERO MI CASA.

jueves, febrero 07, 2008

Radio a Pilas

Desde hace un tiempo tengo una columna musical en El Claneta, la revista virtual del bar El Clandestino.
Escribir sobre música no sólo me es familiar sino que es muy simbólico pues mi padre es un hombre de radio hecho y derecho. Toda su educación musical se plasma en esta humilde pero apasionada columna musical que mes a mes habla de eso tan resabido:
Muchas canciones para una sola vida.
Como soy algo obsesiva, decidí hacerme un blog especial para esas columnas ya publicadas en el Claneta, sólo por el detalle de poder publicar un video junto con el texto en cuestión.

Así que vaya y lea Radio a Pilas.

Para nada pretencioso pero si muy honesto.

domingo, febrero 03, 2008

PazPeacePaixPaceHeiwaSalam


Hoy, domingo 3 de febrero de 2008, 2 mujeres fueron asesinadas. Una por su esposo y otra por su ex. Ambas eran víctimas constantes de violencia intrafamiliar y de amenazas públicas de muerte.
Más alla del tema del femicidio, que encuentro que es la manifestación más brutal del machismo, lo que más me tiene consternada es el nivel de violencia que existe en este último tiempo en Chile. Ayer hablaba con mi hermano sobre el tema de la evolución humana. Él me decía que la humanidad ha evolucionado y yo lo rebatía diciéndole que no, que desde mi punto de vista todo ha sido una involución que se manifiesta, entre otras cosas, en lo violenta que está la humanidad. Discriminación, xenofobia, violación a los derechos humanos, desprotección de la flora y fauna. Todos estos puntos son a mi juicio manifestaciones reales de la involución. Y para mi de nada sirve que el Iphone sea tan groso y moderno si la gente se mata entre ella, si el miedo y la desconfianza habita en lo más profundo de todas las personas.
Estos son ejemplos macros pero he sido testigo de la violencia con que vive la gente.
En el metro, empujándose todos por entrar al vagón y garabateándose a viva voz porque alguien pisó a no sé quién, otro le enterró el codo en el estómago, otro no dejo bajar antes de subir. A mi, una señora me enterró las uñas en los brazos, todo por entrar al vagón en el que ya no cabía más gente. La miré y le dije “Señora, ¿no sé da cuenta que me está rasguñando sólo por querer estar en este vagón?” Ella, ni siquiera me respondió.
En el banco, el viernes, esperando que me entregaran una tarjeta, un tipo maleducado gritoneaba a un funcionario de Servicio al Cliente. Vociferaba a viva voz que él era cliente antiguo, que cómo era posible que su crédito fuera rechazado y que “ podría tratarte peor pero soy un hombre educado”. Y el funcionario de lentes trataba de explicarle que nada podía hacer porque el sistema no sé que cosa.
A los 20 minutos otro tipo, ordinario y prepotente, gritoneaba a otro funcionario porque no tenía un papel que debía ir a buscar al segundo piso. Y “no voy a volver a hacer esta weá de cola, así que tu me atendía altiro no más”.
Suma y sigue.
Podría llenar páginas con ejemplos de violencia y destrucción.
Y estas dos mujeres que murieron hoy salvajemente, acuchilladas, llorando y asustadas en sus últimos segundos de una vida que fue arrebatada por las manos de un hombre egoísta, bruto y malvado, son ejemplo vivo de la involución. Esas dos mujeres que quizás soñaban con ir a la playa por el día, comer empanadas y sacarse fotos sonrientes sintieron dolor en el último instante de su vida. Dolor que es el que siente y sentirá toda la humanidad mientras no se comience a sentir y practicar la PAZ.
Esto ya no es jipismo. Es una necesidad.