martes, septiembre 02, 2008

Manzanita la payasita


Que mi padre me haga notar que no he escrito en este blog es para mi bastante importante porque quiere decir que he abandonado rutinas dulces y cálidas por el "ritmo de vida".
¿Qué es el ritmo de vida?
Es cuando simplemente no puedes parar. Pero lo más curioso es que ese "ritmo de vida" es a la vez una rutina, como la que tenías antes de adquirir ese "ritmo de vida". O sea, sea cual sea el ritmo que la vida toma, es una rutina.
Rutina cuando escribía en este blog todos los días, rutina ahora que tengo que estar metida de cabeza editando, buscando textos, viendo si la coma está bien puesta, estando atenta al llamado del ministerio. Pero, como soy una cabeza dura, nunca he permitido que mi rutina me haga infeliz así que sea cual sea mi "ritmo de vida", es el que elegí.
Incluso el día en que me vaya, literalemente, a la punta del cerro.
Estoy ahora como un artista de circo: metida dentro de una maravillosa e iluminada carpa pero sin saber ni equilibrarme en la cuerda floja, ni hacer piruetas en un trapecio, ni subirme sobre un elefante y parame con una sola mano, ni siquiera pintarme bien como payaso.
Pero, como ser artista de circo es un oficio, debo trabajar duro, practicar, estudiar, conocer mi cuerpo, mi lado bonito, amaestrar bien a los elefantes.
Eso ocurre hoy en día en mi vida.
Pasa que de verdad no me dan miedo las cosas. A veces pienso que soy demente pero en realidad si lo fuera no estaría en la situación de vida en la que estoy: armonía.
Sólo no tengo miedo. Sólo me da angustia un rato, me quedo en casa llorando y pensando, tomo mucho té, me acurruco en la cama, exigo nanai y ya. Al otro día como nueva, lista para el baile, aunque mi vestido no sea el más hermoso ni mis zapatos los más relucientes.
En todo caso siempre me ha cargado el charol y de lo más bien que he andado con esos bototos horribles.
Porque no quiero charol. Quiero unos de cuero, resistentes, de suela alta, buenos para escalar, pero también para defenderse de las caídas y de los terrenos difíciles.
Del circo a la montaña.
Una analogía especial.
A ti papá, que me lees: escribí por ti.

Entreparéntesis: de esas cosas que me impresionan en la vida, aunque muchas cosas lo hacen. Al igual que aquellas que me enervan y me sacan de mis casillas. Mueren niñas ricas y hasta la cuarta deja de lado sus culos endurecidos para publicar titulares irrisorios. Cuando las niñas de Alto Hospicio comenzaron a desaparecer, culparon a sus padres de trata de blancas. Ese es Chile, el del mall más grande de Sudamérica y de la gente enloquecida por un Iphone. Cachetadas para todos.