jueves, abril 22, 2010

Hey! Tú, Chronos


Compruebo que no existe porque, hasta el minuto, no se ha aparecido con sus garras mortales para aclararme que, supuestamente, es dueño de mi cuerpo y de mi alma.
Lo compruebo porque, además, las cosas que crecen, después se achican.
Lo que parecía feo, ahora es bonito; lo bobo, brillante.
Lo eterno, finito. Lo seguro, escurridizo.
No existe porque acá estoy.
Prueba fehaciente de que no depende de él, sino de mi.
Y bueno, si llegara a existir, como Dios, o el Viejo Pascuero, o el Trauco; pues le digo que puede ser mi amigo, así podemos conversar sobre sus teorías mientras me tomo una copa y lo miro aburrida.
Porque la única manera de que exista el Señor Tiempo es a mi modo, en mi casa y a mi ritmo.
Sino, que se vaya a espantar a otros.