Estoy en blanco. Parto exactamente en 64 días a Versailles, Francia y no sé por dónde empezar. Porque los preparativos de un viaje de turismo es una cosa y los de un viaje de 7 meses es otra. Y yo me voy por 7 meses. Entonces estoy loca. Con traducciones, contactos, juntar dinero, reuniones por acá, citas por acullá. Y ahora estoy como parada en medio de la vorágine sin saber por dónde empezar. Tengo ya una tarea clara, mañana iré a traducir el certificado de nacimiento. Hoy me compraré un cuanderno especial para este viaje. Y...bue...eso. Ahí estoy.
Esperando. Que llegue la bendita carta de Versailles oficializando mi labor pedagógica en algún colegio de ahí. Que llegue otra carta de la editorial donde voy a trabajar. Que llegue el 23 de septiembre para dar media vuelta y esfumarme por un rato.
" Más allá del mar habrá un lugar donde el sol cada mañana brille más"
Mi situación es esta: no soy de aquí ni soy de allá. Estoy a la espera de un lugar que me identifique de una buena vez. Estos días son como una cueva larga y oscura donde apenitas veo la luz en el fondo. Llegaré a un lugar desconocido, con gente desconocida y calles desconocidas. Y guau que me gusta. Descubriré, seré una conquistadora y colonizadora de mi Nuevo Mundo. No mataré ningun rastro del mundo pasado pero crearé un nuevo modo de vida,para que convivamos todos en paz.
Quiero que me crezca el pelo y aprender perfectamente el francés. Quiero comer quesos y panqueques. Quiero tener amigos y viajar a Bruselas todos los fines de semana. Quiero escribir y contar las historias más divertidas del mundo chino.
Pero también quiero asumir mi vida, lo que ha sido y lo que es cada día, quiero volver a ser amiga de las pobrezas que me inundan y que se tomen de la mano con todo lo que estoy ganando ya.
Sé que lo quiero todo. Pero no es imposible porque no quiero sólo lo bueno, sino que también lo malo.
Hoy es jueves 21 de julio. Quedan 64 días para la partida. Prometo ser maldadosa.
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