Hay 25 perrotos en 5 calles
y mueven sus colas como separadas de su cuerpo.
Y tienen las orejas partidas
y los cuerpos medios marchitos.
Toman sol frente al Hospital de Traumatología
ahí en San Martín.
Hacen una montaña de pelos unos sobre otros
son como ropas viejas tiradas a la basura.
Y el que se queda más lejos, uno blanco pintado con polvo,
ladra como esperando que el nudo se desarme y le regalen un poco de pasto.
Mientras, la gente pasa
y yo me río en silencio sentada en la micro
de lo divertidos que se ven
de lo solitos que están
de sus nombres mil nombres que les dan.
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