miércoles, febrero 08, 2006

tri tri tri

Y bueno.
Ahora tengo un poco más de tiempo.
Hago un descanso en este super mega viaje para contarles que esto es una maravilla.
Comienzo primero con la Familia Zahid Sánchez
que nos albergó a las tres cabras locas:
Las hermanas Sánchez y quién les habla.
En ese maravilloso y cálido hogar es donde más he comido en toda esta travesía que inicié en septiembre.
Carlos no sólo compró Pata Negra, que es el jamón crudo más exquisito del planeta
(el cerdo es alimentado sólo con bellotas).
Sino que nos dio quesos, cosas y casos que me dejaban tirada en el sillón pidiendo clemencia.
Qué manera de disfrutar la comida.
Qué manera de adorar las mesas con gente, donde se come y se conversa y se comparte.
Acostumbrada a la soledad parisina Barcelona me parece el mejor lugar para estar.
Casi que se me había olvidado lo que era un almuerzo, un desayuno mirando las caras de sueño de todos.
Pero no, todo eso estaba dormido en mi memoria emotiva y despertó en ese hogar, con Carlos y Yenny y sus maravillosos hijos Daila y Karim.
Y bueno, con el amor y la compañia de mis amigas.
Ayer fue la despedida porque las Hermanas Sánchez partían sumbo a Tailandia, a andar en elefante y nadar en las aguas transparentes de las islas más paradisíacas del mundo.
Fuimos a comer a un hotel invitados por un amigo de Carlos.
Degustación de comida oriental: dim sum, empanaditas, arrollados de cosas, arroz.
Demasiado rico todo.
Pensé: esta será la última chanchada de la vida porque creo que ya no me cabe nada más en el cuerpo.
Es que comí demasiado. Mucho. Y más encima lo disfruté.
Estos españoles se las traen.
Y bueno.
Gaudí es increíble.
Las calles son increíbles.
Las esquinas más pequeñitas alumbradas por faroles antiguos. Muy antiguos.
Esta ciudad conserva con tanto respeto su historia.
Es cosa de pasearse por el Barrio Gótico.
Por la Rambla.
Por todos lados.
Bueno. Hoy mis amiguitas se fueron hacia Tailandia y yo hacia hogar de Amiga Karina.
Verla toda preciosa y sonriente fue una alegría inmensa.
Cocinó muy rico: Cous Cous.
Luego nos tomamos un té verde y conversamos de lo lindo.
El piso es bellísimo. El edificio es antiguo y está al lado de la plaza Sant Jaume, en pleno Barrio Gótico.
Estar en ese edificio es ya una experiencia porque las baldosas forman luces y sombras, las paredes tienen detalles de flores pintadas a mano, una puerta imponente y sale a una calle pequeña, de adoquines que parecen piel de serpiente.
Karina me recibe toda feliz. Y adoro su felicidad.
Me siento extraña. Estoy en un estado de paz y de felicidad que me hacen sentir como elevada. Como flotando.
Acompañé a Karina a su Universidad y luego me fui caminado por el Barrio Gótico, mirando esas tienditas con ventanas poligonales, maderas talladas y baldositas de fantasía.
Entré a una zapatería para comprar cordones de zapatos (si, los necesito) y el zapatero era demasiado simpático:
"De seguro que tengo lo que buscas"
me dijo con una vocecita profunda y su bigotito canoso le daba un aspecto de dueño de circo. Me mostró todos los tipos de cordones negros que tenía y al final, después de pagarle, me dijo "Pues cuando necesites algo de nuevo aquí estaré, guapa"
Qué zapatero más galán.
O sea, demás que volvería a ese pequeño negocito atiborrado de zapatos de todas las formas y colores.
Luego.
Un deleite: entré a una juguetería antigua, donde vendía muñequitas de madera, puzzles de 8 mil piezas, juguetes de madera y lo más bello del mundo:
UNA MANIVELA MUSICAL.
De aquellas que tocan una cancioncita si le das vuelta la manillita.
Quedé absorta mirando las más de 50 manivelas con diferentes tipos de melodías.
Las toqué todas.
Me reía sola, no sabía cuál elegir.
Al final me compré una melodía desconocida para mi pero fue con la que se me apretó el corazón. La tengo ahora en mi cartera y cada vez que sienta deseos de volar la tocaré, esté donde esté.
Y me recordará toda esta maravilla que vivo.
Viajar.
Volar y Ver.
Compartir.
Sigo insistiendo que este viaje es simbólico, místico y maravilloso.
Este mundo por la misma....
Este mundo que da y da.
Yo ahora termino este informe más feliz que nunca.
Acalorada y con sabor a chocolate.
Con ganas de seguir callejeando.
En la noche tenemos una fiesta.
Mañana un almuerzo, en la noche una cita.
Se precipita y regala luz y músicas.
Eso es impagable.
Y la manivela musical es el corazón que suena cada vez más fuerte
y a cada rato.
OLE

4 comentarios:

tocadiscos dijo...

Barcelona es toda una experiencia, verdad? Tambien me la recorrí toda, esos rincones maravillosos, esas tiendas con todos los discos q quiero tener, la gente increíble...habrá que volver. Un par de datos (por si no los conociste ya): Los shawarmas del Döner Kebab en la Rambla del Raval son lo mejor!! y la Xampanyería o Champañería, cerca del metro Barceloneta, es un lugar q DEBES visitar.
Eso. Saludos

Pilar Navarrete Michelini dijo...

Ay amiga tralalá, si te alcanzan los pesos y no te da hambre en el camino, guardame aunque sea un trocito enano de turrón...

Marce Infante dijo...

Mi amigo Pablito vivio en BarÇa un buen rato. Es refrescante tu blog Chumi. Y se que estas, yo ya no tengo tanta pena. Se me ha ido pasando.
Besitos miles...

Agnes dijo...

que maravilloso viaje,
que ganas estar ahi y comer hasta quedar llena de todas esas cosas ricas.
envidio profundamente tu manivela musical, yo tambien quiero unaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.

besos