Digo y certifico que tuve el mejor fin de semana largo del mundo.
Primero, fuera de Santiago. Lógico. Porque cada vez me gusta menos esta ciudad.
Segundo, fui a Curicó. No lo conocía y es una linda ciudad. Linda y pequeña.
Tranquila, pausada, sin Mac Donalds ni Burguer King.
Leo me contó que había un Burguer King pero quebró.
Y que es lógico porque los curicanos prefieren mil veces sus picadas que, además de baratas ofrecen comida de calidad y deliciosa.
Como que la gente de provincia es respetuosa de sus tradiciones, de las cosas típicas que forman parte de la identidad de un pueblo.
Ibamos a ir a comer los completos más grandes del planeta a un lugar que se llama
La Picá del Loro, pero estaba cerrado.
Entonces Leo me dijo que ibamos a ir a comer las más ricas cabritas que existen.
Y así fue.
Por $250 me dieron un paquete grande con unas cabritas crujientes, endulzadas lo justo y necesario, cada una acaramelizada tan delicadamente que brillaban. Y olían maravillosamente.
Nunca más comeré cabritas de cine porque pensaré a cada rato en las cabritas curicanas. Después de probarlas de verdad que el mundo de las cabritas que una creía que existía se derrumba y se reinventa.
Así fue mi finde.
Un finde de cabritas, siesta, tele, carioca, pisco sour, cerveza, mundial.
Paz, tranquilidad, reposo.
El aire de Curicó huele bien. A leña, a invierno perfumado.
El cielo tenía estrellas.
El agua de la plaza tiene un sabor que no sentía hace tiempo.
El frío se sentía agradable.
Yo me sentí muy feliz.
Porque no sólo estaba en una ciudad amable
sino que también me acompañaba la persona que quiero.
Y si se suma eso, claro está que el resultado es un
CORAZÓN ENORME.
Entonces Leo me dijo que ibamos a ir a comer las más ricas cabritas que existen.
Y así fue.
Por $250 me dieron un paquete grande con unas cabritas crujientes, endulzadas lo justo y necesario, cada una acaramelizada tan delicadamente que brillaban. Y olían maravillosamente.
Nunca más comeré cabritas de cine porque pensaré a cada rato en las cabritas curicanas. Después de probarlas de verdad que el mundo de las cabritas que una creía que existía se derrumba y se reinventa.
Así fue mi finde.
Un finde de cabritas, siesta, tele, carioca, pisco sour, cerveza, mundial.
Paz, tranquilidad, reposo.
El aire de Curicó huele bien. A leña, a invierno perfumado.
El cielo tenía estrellas.
El agua de la plaza tiene un sabor que no sentía hace tiempo.
El frío se sentía agradable.
Yo me sentí muy feliz.
Porque no sólo estaba en una ciudad amable
sino que también me acompañaba la persona que quiero.
Y si se suma eso, claro está que el resultado es un
CORAZÓN ENORME.
5 comentarios:
Asi es la vida en provincia. Y hay mucho quehacer también. MUCHO.
Felicitaciones y ojalá te animes a conquistar una ciudad pequeña para ti. Esa ciudad te lo agradecerá.
Espero ya no ser una aparecida y venir acá y dejar mensaje.
Soy tan tímida a veces.
oiga no me diga na..
todos mis origenes están en curiyork city.
de antes que yo naciera, incluso mi madre, incluso!!! mi abuela..
todas las generaciones..
piola Curicó.
oiga ¿pongámosle fecha al tecito?
escribame a carol@mgo.cl
gatito...empiezo a sonreir de nuevo, (pero menos chinita :) sobre todo cuando busco pasajes para ir a chile en diciembre (si alquien tiene dato de pasajes baratos, se agradece)...espero nos veamos pa esa fecha y que vayamos a ese paraíso que debe ser curicó. te extranho, becho.
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