jueves, abril 22, 2010

Hey! Tú, Chronos


Compruebo que no existe porque, hasta el minuto, no se ha aparecido con sus garras mortales para aclararme que, supuestamente, es dueño de mi cuerpo y de mi alma.
Lo compruebo porque, además, las cosas que crecen, después se achican.
Lo que parecía feo, ahora es bonito; lo bobo, brillante.
Lo eterno, finito. Lo seguro, escurridizo.
No existe porque acá estoy.
Prueba fehaciente de que no depende de él, sino de mi.
Y bueno, si llegara a existir, como Dios, o el Viejo Pascuero, o el Trauco; pues le digo que puede ser mi amigo, así podemos conversar sobre sus teorías mientras me tomo una copa y lo miro aburrida.
Porque la única manera de que exista el Señor Tiempo es a mi modo, en mi casa y a mi ritmo.
Sino, que se vaya a espantar a otros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lee a Bergson.
No sé si te gusta la teoría, a veces es bueno apoyarse en ella, descubrir que alguien pensó como tú, y lo planteó en ideas, que bien entendidas son maravillosas; yo no sé si Bergson (Henri) está muy vigente, pero eso da lo mismo, porque el pensamiento no es ciencia (eso creo yo, que tampoco soy epistemologa).
Bueno, me fui por las ramas, pero es que hay tantas formas de pensar el tiempo, y la de Bergson es tan bonita, que te gustaría... pero como todo consejo, puedes tomarlo o dejarlo.

(También puedes leer a Borges y ponerte aún más estética).