lunes, mayo 16, 2005

lunes de sopa y Brel

Son las 3 de la madrugada de, ya, un día lunes que tira para medio nublado. Y bueno, me tomé una crema de brócoli que hice yo, unas copas de vino blanco y agarré un vinilo de Jacques Brel que me compré como a 200 pesos. ¿Qué tiene todo esto de choro?. Las canciones, obvio. Me gustan las canciones de amor, me gusta el desgarro, las falsas promesas, la tristeza y la horrible necesidad de amar. Y Jacques Brel canta con un amor lejano, perdido, agujereado e imperfecto. Canta con su voz profunda de erres tan guturales que parecen pedazos de sonidos que flotan en un mar medio oscuro. La versión original, de 1979 y compuesta por él mismo, no se parece a la que fue parte fundamental de la teleserie brasileña "Presencia de Anita".
"Ne me quitte pas" es de esas canciones que puedo escuchar una y mil veces, que desearía cantar a viva voz y que me llevaría a un viaje bien lejos. Es de amor y, por supuesto, de dolor. Cómo no.
Quiero regalárselas, y si no la han escuchado búsquenla. Léanla y cierren los ojos frente al espejo, que siempre, pero siempre va a sonar más y más desgarradora.

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