DomingoDolor (DD)

Me gustaría ser más buena. Más tranquila.
A veces se me dispara el corazón de tanto que hago y vivo.
Me detengo a pensar y siento que aún no tomo conciencia de lo que me ha pasado y me va a pasar.
Decidí, de un modo u otro, cambiar de vida y ahora la tengo al frente mío y a veces no la veo.
O la veo tanto que enceguezco con su luminosidad, con el color vibrante de su palabra.
Hoy es uno de esos domingos que se oscurecen temprano.
Hoy es un domingo frío y solitario y me pesa el corazón.
Me siento hoy más sola que nunca.
En mi cama caben más personas y no hay nadie que quiera compartir el calor de mis pies o la televisión encendida o el plato con jalea colorada.
Nadie.
No sé si quiera que haya alguien pero ¡cómo se siente la ausencia!.
Es grosera y violenta.
Me susurra en el oído, con crueldad, que la búsqueda es absolutamente dura.
Que puede ser que nunca más exista alguien a mi lado.
Que puede ser que nunca más nadie me escuche.
Que puede ser que se vengan los terremotos más destructivos.
Y rompan los cimientos más sólidos de mi corazón.
Veo fotos de niña en las que sonrío.
Brilla el pelo y los ojos.
Veo fotos de ahora en las que sonrío.
Brilla el pelo y los ojos.
¿Cuál es la diferencia entonces?
¿En que parte el brillo y los ojos dan lo mismo?
Sueña conmigo
dice una canción tan linda.
Y ahora que me permito llorar y me entrego confiada a la imperfección, a mi humanidad,
ahora quisiera que alguien soñara conmigo
un ratito que sea.