miércoles, diciembre 21, 2005

Mi rueda


Parezco cabra chica.
Estoy hasta cansada despues de haber ido a un tipico Marché de Noel Bruseliano.
La navidad aca se siente distinta y no solo porque es invierno sino que tambien por el espiritu de la gente.
No he visto ni un solo aviso comercial ofreciendo pagar en 8 mil cuotas las compras que hagan en diciembre, ninguna segnal de que esto se trata de gastar.

La gente esta mas en las calles que en las tiendas.
Prefiere comer las cosas dulces y ricas del mercado navidegno que dejar de almorzar por comprar miles de obsequios a gente que aveces ni siquiera saludan en todo el agno.
Se siente esa introspeccion, esa calma.
Si, quizas es el invierno que hace que todos andemos como con un guatero en el pecho, pero es tan agradable ver la calma de la gente, las cabezas enfundadas en sombreros, sentados en una placita tomando cafe.
Regalar quizas una palabra, una mirada, un gesto, una cancion.
Pero mejor INVITAR un vino, una comida, una cerveza.

Hoy en el mercado comprobe esa celebracion en compagnia. Mas que mostrar lo que se puede regalar todas esas personas en el mercado prefirieron compartir un instante tibio y de sabor chocolatado al compas de la musica de una bandita demasiado buena que se instalo en la placita del lugar.

Tocaban trompetas y acordeon y hacian bailar a todos. Incluso a una viejita que ya estaba curadita de tanto vino caliente. Le fue a dejar una moneda a la banda y se devolvio tambalenado pero arreglandose el pelo. Bien digna.

Yo, por mi parte, deguste de todo lo que me parecio degustable.
Tartiflette por ejemplo: papas; crema, queso y pimienta todo en una especie de paellera gigante y revuelve que revuelve hasta que el queso se derrite. Nami.
Vino Caliente: el clasico navegado.
Unas bolitas que no recuerdo el nombre, de masita suave, fritas y con azucar flor.
Eso.

Mientras comia y caminaba me encontre de frente con el Carrusel mas bello de la vida.
Antiguo, de colores palidos, musica perturbadora y seres increibles que daban vueltas al compas del tli tli tli de la cajota musical que de seguro tiene adentro. Un caracol, un cohete espacial, un violoncello, un terodactilo. Bello. Me quede ahi pasmada mirando como unas pequegnas figuras se movian en una especie de pantalla. Como marionetas. Un pequegnin lloraba adentro del cohete pero ya no se podia hacer nada porque el carrusel estaba andando.
Y olorcito a mani despues.
A lo lejos la gran rueda, enorme, de verdad grande, llamandome para que me subiera y mirara desde el cielo todo lo que camino y exploro.

Obvio que si.
Me subi a la rueda.
Me gustan mucho las ruedas iluminadas, potentes, de fabula, de pelicula, de suegno.
Esta era totalmente navidegna, con renos y pascueros dando la bienvenida.
Me compre mi billete y con una sonrisa mas grande que la del mismisimo pascuero bruseliano me subi solita a una especie de tacita. Solita porque Geoff no queria sentir frio y Katy no queria sentir miedo.
Ni que me digan.
Chao frio y miedo con tal de alcanzar un poco el cielo y mirar desde arriba las polillas y las copas de los arboles.
Bello y delicioso.
Felicidad absoluta.
Estaba de verdad helado. Muy. Mis manos estaban mas frias que nunca pero el viento que llegaba, el reflejo de las luces de la rueda en las ventanas de los deptos vecinos.
La gente patinando abajo.
Las lucecitas y una que otra chimenea.
Yo con los ojos y el corazon abiertos.

Quise tanto estar acompagnada.
Para compartir ese frio extremo y el sabor a vino caliente en mi boca.
Acompagnada de una sola persona. Que de seguro alguna lesera haria.
Y despues me tomaria de las manos para que se me quitara la congelacion.

Quise compartirlo y esto es porque definitivamente es algo muy bueno todo esto que me pasa.
Esa rueda.
LA RUEDA.

Me baje mas feliz que nunca y regresamos al hogar.
Con el cansancio de la dicha.
Pucha que lo pase bien hoy.

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