sábado, enero 21, 2006

El traje

Este año se cumplen 10 años que conozco a la Musa.
Los años.
La vida.
A veces siento que no me cabe en el cuerpo.
Todo.
Porque cada persona son miles de personas.
Una cadena inevitable de vida.
Y cada persona llena más y más a MI persona.
Hoy le decía a la Musa que me siento plena
que he llegado a un punto de mi vida que no me angustia ni el pasado ni el futuro
y eso se parece al EQUILIBRIO.
Con todo lo que significa.
Que es que nunca está todo equilibrado pero que se tiene conciencia de lo que una es.
Me siento como una mujer.
Como alguien que ya no teme de nada.
Como un ser humano que vive para vivir.
Como alguien que se liberó de las huellas y no las sigue,
las mira de lejos y recuerda perfectamente el día en que se marcaron en el camino.
Y que sabe que así seguirá. Marcando camino.
No me angustia el pasado.
Ni el futuro.
Esto que tengo me acomoda. Me queda bien. Combina.
A lo que voy es que me sorprendo porque en este instante podría estar pensando cualquier lesera de aquellas como las que solía pensar.
En cambio.
Disfruto.
Me emociono.
10 años que conozco a la Musa.
Aún recuerdo el día en que esa loca se acercó y me contó la más bizarra de las historias.
Nadie se puede presentar así.
De esa manera.
Sólo ella.
Por eso la amé. Altiro. Y no nos separamos más.
Y nos hemos reído hasta decir basta.
Es más, nuestra relación se basa en la risa.
Hoy pensé algo que me hizo llorar.
Quiero que la Musa conozca a mis hijos (si los tengo)
y a los hijos de mis hijos.
Y que me vea de vieja.
Nunca pienso en eso, en ser vieja. Y hoy, cuando lo pensé, no me dio miedo.
Debe ser porque ya no tengo miedo del futuro.
Debe ser porque este traje me acomoda tanto que no me importa que cambie.
Porque el cambio es vida.
Y hoy, más que nunca, amo vivir.

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