martes, julio 11, 2006

Julius pulsat Inviernum

Está todo muy mojado. Y hace frío.
Es invierno, claro.
La variedad de paraguas me asombra.
Antes eran en tonos terracotas y de mango más largo que mi brazo y hoy el plástico transparente en variedad de colores es el amo y señor.
A pesar de querer, ansiar y añorar el sol tropical debo reconocer que disfruto de este invierno.
Como helados ricos, nos juntamos a cocinar con mis hermanos, me enrollo la bufanda rojo furioso y salgo a caminar por la calle escuchando sólo música feliz.
Pololeo y me abrazan y me dan besos en la punta de la nariz helada.
Eso de comer helados en invierno es lo mejor.
Ayer con Leo disfrutamos de unos suculentos barquillos simples del Emporio, mientras el viento soplaba bien helado y un perro se acurrucaba en si mismo.
Mis labios se congelaron pero tenían el sabor dulce de la Frambuesa y del Chocolate con Pimienta.
Y yo también me acurrucaba sintiendo que este invierno es más amistoso que el anterior.
No es como cantaban Los Prisioneros esa cosa de que
"recuerdo cuando dije que este invierno sería menos frío que el anterior y aquí estoy, congelándome".
Para nada.
Ni me congelo ni es más frío que el anterior.
Es rico.
Me gustaría tener un abrigo verde y una chomba con rayas rojas y negras y guantes sin dedo.
En cambio, tengo una chaqueta de cuero, un viejo polerón negro con capucha y mis manos quedan destinadas a congelarse.
Pero no importa.
Porque cuando camino por la calle me las toman.
Me apretan fuerte.
Me abrigan.
Además, algo muy super inició este mes de julio así con bombos y platillos y es que tengo trabajo.
Me pagarán por escribir.
Me llamaron de una revista que saca su primer número en agosto.
Así que estoy puro escribiendo, corrigiendo, leyéndome.
Y me encanta porque puedo contar lo que quiera.
Me gusta porque me llamaron como escritora.
Así que quizás las cosas están bien.
Desempolvé el disco de Daft Punk "Homework" y camino por la calle con las manos en los bolsillos y a veces sonriendo un poco.
Leo me prestó un libro hermoso. " Cuentos en Miniatura" del ruso Alejandro Solyenitzin.
Hoy brindo por los perros
porque los animales son tan divertidos.

SHARIK
Cuentos en Miniatura
Alejandro Solyenitzin

En nuestro patio un chico tiene encadenado a su perrito, Sharik. Lo tiene así desde que era un cachorrito. Una vez fui a llevarle huesos de caldo humeantes y aromáticos, pero justo en ese momento el chico soltó al pobrecito.
La nieve en el patio es copiosa y blanca. Sharik, lleno de júbilo, da vueltas por el patio, salta como una liebre, el hocico lleno de nieve, corre por todos los rincones, del uno al otro, del uno al otro...Se me aproxima, todo velludo, salta alrededor de mí, huele los huesos y vuelve a correr.
"No necesito yo sus huesos...dénme solamente la libertad"

5 comentarios:

Pilar Navarrete Michelini dijo...

El tono calipso le queda estelar al fondo de tu blog. Y tu posteo me gustó tanto, tanto que en vez de decírtelo acá, decidí dedicarte un posteo en mi blog.

Es el viento fresco del invierno el que me tiene despierta. Es rico cuando llueve así y más aún cuando la lluvia, el frío y el viento no te ponen triste, sino todo lo contrario.

Besos!

Unknown dijo...

Todos escriben de lo bello del invierno. Yo lo odio, odio los inviernos y generalmente me siento mal en los días grises.

A pesar de que me abrazan no logro sentir todo el calorcito.....parece que soy media exagerada y me gusta esa cosa traspirosa y re- calurosa del verano

Anónimo dijo...

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