domingo, febrero 24, 2008

Raíz


Miro las cosas de mi pieza.
Las cajitas de metal, la postal de Le Chat Noir, mi tazón con tapa, la tele, la palomita de mimbre.
Mis cosas.
Escucho Carmina Burana y me traslado a un hermoso jardín donde en vez de cajitas de metal y cachivaches varios hay muchas flores, una hiedra inmensa enredándose en mis pies, pájaros invisibles que se delatan por los ruidos de sus plumas rozando el follaje. Quizás, una canasta con frutas y lanas para tejer.
Pero sigo en mi pieza, sin la canasta de frutas pero con todas las cosas que me pertenecen y me definen.
Ese jardín es lo que busco.
Así trato de definir mi búsqueda de hogar.
Ha sido difícil y lento. 2 cosas que para una persona como yo pueden ser grandes razones para abandonar una misión. Pero es tan grande el deseo de tener mi propio jardín que nada me ha hecho retroceder.
Cuando le explico a una amiga que sigue en casa de sus padres y que no tiene intenciones de dejar de hacerlo el por qué es tan importante el "espacio propio" trato de ejemplificarlo con el jardín.
La completa libertad de sembrar, de estar, de disfrutar, de compartir.
De armar el propio mundo con las herramientas más íntimas.
De marcar el mundo con una banderita que flamee orgullosa.
Es eso. Es bien simple.
Más allá del tema material, de que si me alcanza o no la plata, de que tengo que pagar la luz y no comprarme una polera. Más allá de ese tema que lo encuentro si, importante, pero no a la altura de lo que significa construir el hogar, es el hecho de ser colonizadora, precursora y creadora del propio mundo. Del jardín.
Si ese jardín se seca, si los pájaros abandonan sus nidos y las lagartijas encuentran mejor sol es porque, definitivamente, no estamos viviendo con amor.
Esa es la verdadera responsabilidad: mantener la vida en el propio mundo.
Mientras estemos en el mundo extranjero todo es más fácil porque si las flores se están secando, alguien las regará. Si los insectos intentan comerse las raíces de las plantas, alguien los espantará.
En el propio mundo la vida de las cosas están en las propias manos.

Tengo mi bandera lista.
Los habitantes están preparados.
Sólo me falta encontrar mi casa.

QUIERO MI CASA.

1 comentario:

Pilar Navarrete Michelini dijo...

Calma Chayanne!
Calma!





:)
besis!