jueves, julio 07, 2005

MUSGO


Crece intenso. Sin pedirle permiso a nadie. Su furia verde abarca todo cuanto acepte su vida inaudita.
Me gusta el musgo. Cuando era chica podìa pasar un largo rato acariciando su textura suave y hùmeda. Admirando el verde de fantasìa con que pinta las murallas.
Me hubiese gustado ser enanita, pero bien enanita para reposar en sus colinas mullidas de pastito mojado.
Y creo que lo bello de todo esto es còmo algo puede crecer y abrazar y brillar en pleno invierno, cuando los dìas grises son casi como la ùnica manera de mirar el mundo. Ahì esta el musgo escalador para soñar un poco con los verdes primaverales.
En todas las murallas un intento de la naturaleza por crecer.
¿Quiènes viviràn en los musgos? ¿Què criaturas pueden dormitar ahì por las tardes?
El musgo es un misterio. El musgo es un alimento y una ventana. Una especie de plasticina que se agarra de las cosas y vence toda gravedad. Se arrincona y se extiende. Se precipita a los ojos.
Me regala paz y ganas de adivinar el nombre exacto de su color. Todos tenemos musgo cerca, es cosas de mirar hacia el lado, en la calle, entremedio de los adoquines, en los bordes de las canaletas, en las murallas de casas viejas, en la espalda de las hormigas.
Hasta yo tengo musgo en mis ojos y en mi pecho, ahì adentro donde a pesar del invierno màs triste de mi vida un verde furia crece para dejarme reposar un ratito.

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