martes, agosto 09, 2005

horneado y frío

Me como una gatella y respiro el aroma de un recuerdo.
Añejo por cierto.
¿Son las sombras que veo mis propias sombras? Que me persiguen por un campo
tan marchito.
Si vieras estos pájaros que cantan llamando a las horas
y a las migas de esas horas.
Si vieras el jardín que crece en mis manos
y nuevos caminos aparecen en las palmas de todas las manos que quisiera tener
para envolverme y no tener el frío que tengo en las noches y en los días de esas noches.
Veinticinco pecas nuevas. ¿Alguien las ve?
Un lunar en mi oreja. Y en mi muñeca.
Me voy pintando de vida y nadie lo ve.
Y ese huracán innombrable se avecina
y deshago la bufanda una y mil veces porque no me gusta
porque me da lata
porque la lana mojada me da escalofríos.

1 comentario:

SWAN PXAJ MONTANÉ dijo...

carolina, ¿has visto caer las mínimas hojas de los ciruelos florecidos? parece nieve, pero la cosa más rica de esos árboles es el aroma que expelen. siempre pienso en ti, aunque no conozca tu rostro. chao.