lunes, noviembre 14, 2005

Lunday (notredamenlashojas)


Hoy desperte con la sensacion pegada en el cuerpo.
La sensacion de querer estar en Chile.
Me sucede, no es grave ni patologico ni agresivo. Es solo que se me pega furiosamente y hace que todo sea tan indiferente y tan ajeno que llega a doler.
Se que puede durar quince minutos o dos horas o una semana entera pero lo mas terrible de esta sensacion es que no hay nada que la remedie.
Solo se queda quieta en mi cuerpo marcando exageradamente todo cuanto vivo aqui.
Todo lo agranda: la soledad, la flojera, la lata matutina, el menu escualido.
Miro a mi alrededor y siento que todo es tan absurdamente frances.
No entiendo nada, ni los diarios, ni las conversaciones del tren, ni las palabras que enseno en espanol, ni la vocacion del profesorado, ni la alegria de los estudiantes que cuchichean en los pasillos con esa juventud tan fluorescente.
Todo es desconocido porque todo lo conocido esta lejos, cruzando un oceano, una cordillera y una densa capa de smog.
Entonces cuando esta sensacion pegada como bicho en mi se apodera de mis pensamientos (porque de eso se apodera) es cuando me pregunto
que hago aca?
que pasara al final?
que parte de mi cambiara o se renovara o mutara o se rompera?
cual es el verdadero y gratificante sentido de hacer esto?

Racionalmente las respuestas son claras y precisas (porque es la razon la que logra tranquilizar la mas profunda de las dudas existenciales)
Pero este bicho se pega en mi organo mas sensible, que es mi corazon.
Por eso a veces no hay respuestas, solo rostros que aparecen en todos lados: de la feni y sanmartin, de la musa, de la pantoja, de la karlita, de mi Amiga China, de mis hermanos y papas. De Loyola.
Sabores que quiero disfrutar.
Chalas y choclos.
Guindas.
Perros pulgosos.

Y bueno, me baje del tren con el bicho pegado y un avion cruzaba el despejado cielo de esta manana y pense que seria tan facil, tan refacil tomar un avion en la manana y llegar en la noche a Santiago.
Abrir las maletas, sacarme la ropa y sentir las tablas de madera en mis pies.

Y camino por la callecita chica y llego al colegio y saludo a la portera, a Monique, a Fabrice, me compro un chocolate caliente, me siento a esperar la clase, me preguntan como estoy, me dicen cagolina.
Y ahi, si bien el bicho pegado no se va, siento que hay algo, un misterio suprahumano en todo esto, un limite no cruzado aun que me llama poderosamente la atencion y que hace que observe con mas curiosidad y desprejuicio todo lo que me pasa desde el 23 de septiembre, cuando tome el avion que me dejo aca en Francia mascando chicle sin saber donde estaba.


EPILOGO

Hoy fui a Paris y almorce frente a la Notre Dame iluminada por un sol timido y dorado. El Senna se movia calmo mientras el cielo se abria en la perfeccion urbana que tiene Paris.
Me llego viento, frio, los guantes y el pelo.
La calle donde esta el taller de Picasso.
Yo.
Los misterios se develan de a poco

3 comentarios:

SWAN PXAJ MONTANÉ dijo...

carolina:
aquí estoy, leyendo tu saudade, esa sensación que te está invadiendo. justo en estos días me preguntaba si el caos que he visto por tv, el fuego y todo lo demás te han afectado. puedo inferir de tus belles lettres que no. no dejo de pensar en ti, vous comprend. acá el viernes pasado inauguraron una biblioteca muy moderna; todavía no la visito, pero no me costará convencerme de lo virtuoso. leerte siempre es un placer. también lo es recibir tus comments donde ya sabes. chao.

Miguelius dijo...

Muy buen escrito
tienes talento y lo manejas bien
T invito a mi blog:
http://deambulandoporlacasa.blogspot.com/
a ke opines y t entretengas.
chauc
cuidate

Francisca Westphal dijo...

me hiciste llorar negra... asi mismo me siento... con la sensación de vinha pegada en el cuerpo...