jueves, diciembre 29, 2005

O de tuale

La Alemania es fria, pero bien fria.
O sea.
Llegamos ayer miercoles tipo 4 de la tarde a Colonia y al bajar del auto inmediatamente me congele. Quede morada.
Que horror.
Cae nieve. Todo esta blanco. Solo los valientes se atreven a salir a la calle.
Por eso no anda nadie, hay pocos valientes.
Nos quedamos en Hotel IBIS. Un muy buen lugar para dormir y desayunar tipo buffet. Claro que a mi de nada me sirvio hoy que llegue tarde y me toco solo pan y cafe.
Pero mi habitacion es comodisima. Con buena ducha, Wi Fi y un aparato que se llama television pero que a mi me da lo mismo. Prendo el compu y escribo y escribo, con la temperatura de la calefaccion en 30 grados. Solo me falta el trago fresco y poner en la ventana una imagen de palmeras para creer que estoy en plena Republica Dominicana pasando mis vacaciones navidegnas.
Pero no.
No tengo trago fresco y en mi ventana se ve la oscuridad y un enorme luminoso que dice Brugelmann. Que no se que es pero debe ser algo grande.
Pero Colonia tiene algo.
No lo que yo creia, o me hizo creer mi papa que raya con esta ciudad.
Pero tiene letras.

Cada vez que visito una ciudad hay algo que me llama inmediatamente la atencion.
De Praga fueron sus faroles y atlantes gigantescos sosteniendo una ventana.
De Viena los paseos peatonales limpios.
De Bruselas sus bares y puertas.
De Paris las ventanas y las vitrinas.
Y de Colonia las Letras.
O mejor dicho la TIPOGRAFIA.
Miles. Todos los negocios, por pequegnos que sean tiene sus letreros con letras hermosas, diferentes y unicas. De todas las formas y epocas.
Medio goticas, sesentonas, para un lado, para el otro, unidas por detalles casi invisibles.
Y todas permanecen encendidas en la noche lo que hace que Colonia sea como una gran diccionario tipografico.
Super;

Ayer partimos tarde porque si no mas. Entre desayuno y otras cosas tomamos la A40 tipo dos de la tarde y llegamos a Colonia a las 4 y media. Buscando el hotel otra media hora. Instalarnos otra media mas. Salimos a la calle tipo 7 y media, cuando todo estaba demasiado oscuro y helado.

Visitamos la explanada donde esta la Catedral de Colonia. Muy antigua, como suelen ser las iglesias de Europa. Impresionantemente grande y gris.
Con el frio parecia congelada, vestida de un hielo gotico que sombreaba en las puntas alargandola mas. Bonita la cosa.
Las Iglesias por estos lados son un tema aparte. Obviamente el rigor en su arquitectura se debe a la dominacion catolica en algun minuto de la historia del mundo, por eso sus torres, sus vueltas, sus adornos. Todo tan magnifico y poderoso. Se supone que es la casa de Dios, pues.
La verdad, si bien el asombro es inevitable, me quedo con las iglesias de barrio, pequegnitas, de madera o cemento, que aparecen de repente entremedio de las casas del pueblo, sin pretension, sin imposicion. Como una construccion mas. Sencillas.
Donde dan ganas de quedarse.
Hace agnos que no entro a una Iglesia. Recuerdo que la ultima vez me echaron de una por acercarme demasiado al lugar donde reza el cura. Fue cuando estaba en el colegio. Y la Iglesia era la de San Agustin, en el centro de Santiago.
Me cargo. Y nunca mas entre, hasta el agno pasado que visite la Catedral de Praga, cuyos vitrales fueron disegnados por Muccha. Era para entrar.

En fin.
Despues...
Recorrimos el centro, sus tiendas, sus cosas y llegamos a la calle del leseo. Buscando bares dimos con uno que era una mezcla de demasiadas cosas.
Un espacio enorme con amoblado antiguo, musica pesima y la tele prendida en un programa tipo Mekano pero aleman, sin sonido.
Pf.
Ahi nos tomamos unas cervezas pero como buenos turistas estabamos bastante cansados asi que nos dio suegno.
En el camino de vuelta me encontre con Santa y le pedi que se fuera el frio.
El problema es que era un Santa de papel mache asi que no me escucho y el frio sigue, y empeora.

Pues. Al llegar al hotel me acoste.
Tarde. Me quede en el compu hasta las y tantas.

Por eso llegue tarde al desayuno.

Y despues nevaba. Con viento.
Partimos a la plaza de Rudolph el Reno donde hay un fuerte medieval enorme. Estuvimos tres segundos y entramos a un cafe a llenarnos de glucosa y calor.
Luego de eso segumos caminando. Pero el fenomeno invernal es curioso. Es como que de tanto frio falta el oxigeno y uno se cansa el triple. Y pareciera que todo es mas pesado.
En Colonia hay tiendas de musica e instrumentos increibles y por todos lados.
Tambien venden zapatillas grosas. No pude decir que no a unas que me guignaron el ojo en una tiendita exquisita, pequegna y muy bien atendida por un aleman simpatico.

Seguimos caminado hasta el fin de la luz.
Y ahora estoy en el hotel.
Afuera hay 4 grados bajo cero pero aca en mi corazon no porque chateo con el mas dulce de todos.

Hasta aqui Colonia y sigue magnana.

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