viernes, febrero 17, 2006

Viento y Azucar

Me siento metida en medio de la Historia.
Imposible no obviarla aca en Nimes, donde en cada rincon se respira historia.
De esas antiguas, de esas que uno aprendio en el colegio bajo el nombre
todo potente de IMPERIO ROMANO.
Hoy toco paseo a Les Jardins de la Fontaine.
Construidos en el Medioevo pero en torno a dos monumentos bastante historicos
La Tour Magne y el Templo de Diana.
La Tour Magne es una torre empinada en la parte mas alta del parque que conforma los Jardines de la Fontaine.
Es una torre que tiene una sola salida al exterior, que queda en la punta y que servia para mirar quienes se acercaban a la ciudad, cuando esta estaba completamente amurallada.


Desde la punta se ve toda la ciudad de Nimes, el viento parece querer apoderarse de los sonidos y que no se escuche nada mas que su fresco rumor.
Y el sol, alto y tibio, llegaba a mi cara haciendome sentir una dicha tan elevada, que podria haberme tirado desde la punta de la torre y haber flortado hasta llegar al suelo.
En esa punta, a esa altura, comprobe que me gusta mucho ver las ciudades desde arriba. Es como porder ser testigo del movimiento de un lugar sin que nadie se percate del mio. Ver el funcionamiento de algo en lo que uno esta metido tan intimamente que es dificil tomar conciencia del flujo de la ciudad. Solo estando arriba es posible.
Como cuando mire Santiago por ultima vez, desde la punta del Cerro San Cristobal.

La Tour Magne. Es magna no por su tamano sino que por lo que hace sentir a quien se pose en su punta.


El Templo de Diana es una ruina soberbia.
Solo eso.
No puedo describirla porque no tiene descripcion. Bueno, decir que es antigua, de piedra, oscura en algunos pasillos.
Pero lo otro, lo que se ve a traves de pequenos agujeros en sus murallas, los rayos de sol que se filtran entre las piedras. El cielo que se abre y regala puntas de ramas.
Y sentir eso. La historia una vez mas.


Les Jardins de la Fontaine es un paseo delicioso. Un parque exquisito, lleno de rinconcitos verdes y olorosos. Imperdible para quien visite Nimes. Ya lo saben.



Luego camine hacia el centro en busqueda de timbres.
Me ha dado por los botones y los timbres. Lugar que visito, lugar donde me apodero de botones.
Ahora, en Nimes, me apodere de un timbre precioso.
Habia muchos. Los quise todos.
Pero si algo que he comprendido aca es que, finalmente, pueden existir los timbres mas maravillosos del mundo, los papeles de origami mas finos, las musicas mas exclusivas....pero nada se compara a lo que he descubierto de mi, a lo que he visto en los otros. Y eso, llena mas el corazon que la maleta.
Asi que de todos los timbres que desee elegi el que mas me gusto. Un pajarito volando.
Y basta y sobra.

Luego, un crepe en el lugar favoritos de crepes. Masa fina y crujiente que contiene la nutella con delicadeza, haciendo que los sabores se equilibren y se respeten. El sabor del crepe y el sabor de la nutella son independientes pero se necesitan y, sobre todo, se complementan. Van en segundo lugar del ranking de crepes francesas.

Ahora escribo este posteo con mi amiga Cecilia a mi lado y su panza bella. Cristobal en el sillon ve tele.
Comimos alfajores que cocinamos nosotras y quedaron verdaderamente deliciosos.

Y.
El viernes. De viento y azucar.

1 comentario:

sole poirot dijo...

el timbre y el pajarito...¡qué lindo!
(bueno, así puede sonar extraño, de doble sentido jajaja)